Charles Chaplin decía que la vida es una obra de teatro que no permite ensayos, pero yo no estoy tan segura…
Hace unos meses me regalaron un llavero. Un pequeño souvenir traído desde la meca del cine: Hollywood. Tiene forma de claqueta (imprescindible en cualquier rodaje) y en ella se puede leer la frase: “Life’s a movie. Direct it well” (“La vida es una película. Dirígela bien”). Se me ocurrió que podía ser el llavero perfecto en el que enganchar las llaves de la azotea…al fin y al cabo es el lugar desde el que mejor puedo contemplar a las “estrellas”.
Sin duda, hablar de la vida como si de una película se tratara, me parece una metáfora muy interesante, sobre todo cuando observo que aunque el mundo gira para todos a la misma velocidad, aquí cada cual percibe la realidad a su propio ritmo y aunque estamos todos en el mismo “centro comercial” cada uno entra en una sala de cine diferente y “se mete” en una película distinta.
No sé si estoy de acuerdo con Chaplin cuando dice que no hay posibilidad de ensayo. Me inclino más a pensar que la vida nos permite cada día muchos ensayos hasta que interpretamos la escena de la mejor manera posible. Creo que cuando uno se baja del escenario, se sienta en la butaca y observa la realidad como espectador durante un rato, se da cuenta de muchas cosas. Una de ellas es del reparto de papeles y otra de la posibilidad de cambiar el guión.
Si quieres una buena película…tendrás que dirigirla bien y para ello necesitas un buen reparto de papeles…empezando por el tuyo. ¿Qué papel quieres interpretar en tu propia producción? ¿No es lógico que seas el o la protagonista? ¿Qué sentido tiene darte a ti mismo un papel secundario…o el de un simple extra? Y con respecto a los demás… ¿qué papeles ofreces?
El otro día presencié una escena de una serie de televisión que no tenía desperdicio: Una mujer enrabietada con su padrastro le reprochaba: “Mi madre intentó suicidarse por tu culpa”. Y el acusado, que no tenía ni idea de lo que la furibunda chica le estaba contando, le replicó: “Yo soy una buena persona, ¿sabes? Tal vez me ha tocado ser el villano en tu historia, pero yo soy una buena persona”.
Fue en esa última frase donde encontré la clave de tantos conflictos en determinadas escenas de nuestra vida: comprender que el papel que otro nos otorga en su producción no es asunto nuestro (aunque podemos elegir actuar o no bajo sus órdenes). A veces, no consideramos justo el personaje que otro nos impone en su película, pero recordar que es “su película” y no la nuestra, recordar que somos libres para elegir no interpretar ese papel…es bastante liberador.
Por otro lado, nos queda el poder total y absoluto para cambiar el guión. A veces olvidamos que está en nuestras manos, qué es nuestra responsabilidad y que se puede hacer tantas veces como consideremos necesario u oportuno. ¡Es nuestra película! Y de nosotros depende que sea un drama o una comedia, un culebrón, una superproducción o una absoluta “castaña” infumable.
De nosotros depende que esperemos que nos llueva una “subvención” del Universo para hacer realidad nuestros sueños o que nos planteemos hacer “lo mejor que podamos, con lo que tengamos y desde donde estemos”. Y esto no es lo mejor, además si no sale bien a la primera…no se acaba el mundo.
Como dicen por ahí: “Si has tomado el camino equivocado, no sientas lástima de ti mismo: ¡da la vuelta!”.
La vida es una película, así que… ¡dirígela bien!
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