Este jueves, Lola se enfrentaba al reto de su vida. Probar por primera vez los 300 kilos de peso y casi cinco metros de alto de armazón que la podrían coronar como reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Del vestido, no quiere hablar. “Es una sorpresa, tendrá algo de dorado, violeta y va a ser luminoso y original”. Una “alegoría” con el título La vida es bella que busca convertir a la joven en la primera reina menor de edad transexual del carnaval isleño.