El lazarillo cibernético

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    Lazaret, un sistema integrado en una camiseta térmica dotada de 21 sensores, que busca ayudar a las personas invidentes sustituyendo el sentido de la vista por el del tacto.

     

    Sortear todo tipo de obstáculos, ubicarse en una calle, identificar a los conocidos, subir o bajar escaleras, si nunca hemos intentado movernos en una ciudad con los ojos cerrados es probable que no nos hayamos planteado los diferentes problemas a los que un invidente tiene que hacer frente a diario. En la actualidad, las nuevas tecnologías nos han hecho a todos la vida más fácil y cómoda, nos ayudan a orientarnos a comunicarnos, a relacionarnos, pero ¿qué sucede con las personas a las que les falta un sentido? ¿Qué ocurre si ese sentido es la vista?

     

    Vivimos en una sociedad predominantemente visual y el entorno que nos rodea está diseñado para los videntes y, por extensión, los avances tecnológicos también. Aplicaciones que incluyen el GPS, por ejemplo, muestran la ruta en una imagen o la indican por voz, pero para una persona ciega la primera opción está totalmente descartada y la segunda, al no dejar el oído libre, puede no ser recomendable¿Cómo traducir la información a través de otro sentido?

     

    Esta fue la pregunta que se hizo Alejandro Bajo y la que le movió a iniciar su proyecto Lazaret, un dispositivo de ayuda para personas invidentes que sustituye, en la medida de lo posible el sentido de la vista por el del tacto. “Como programador sabía que, aunque no era fácil, podría ser factible”, comenta. “La idea era desarrollar un traductor de sentidos empleando un teléfono móvil o un aparato de robótica. Primero pensé en unas muñequeras o un collar que vibraran y, finalmente, el sistema está integrado en una camiseta térmica dotada de sensores”.

     

    El equipo consta de un collar con cámara que tiene integrado un gran angular, el software Lazaret instalado en el teléfono móvil, la camiseta térmica con sensores y los cables de conexión. Cuando la persona camina el objetivo de la cámara va capturando en tiempo real la imagen que, inmediatamente, es recibida, analizada e interpretada por el programa instalado en el smartphone. Éste crea una tabla de prioridades de elementos a emitir y envía por orden, de manera secuencial y a una velocidad preprogramada la información. Los sensores, distribuidos en la espalda de la camiseta comunican mediante el lenguaje Lazaret los datos del entorno.

     

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