Naturaleza accesible, un sueño hecho realidad

Participar en una de las pruebas deportivas más importante de Gran Canaria, poder respirar el aire en lo más alto de la isla o sentir la energía de nuestros antepasados en Risco Caído o en el Roque Nublo… Así es como la asociación Senderos Sin Barreras aporta su granito de arena para hacer realidad los sueños y los retos de muchas personas con discapacidad.

Lucas Rodríguez es un apasionado de la naturaleza. Además es gerente en Plántate, un Centro Especial de Empleo que lleva catorce años haciendo trabajos forestales y que integra laboralmente a personas con diversidad funcional, y cofundador de la asociación. Entre los trabajos que realizaban en el centro especial de empleo estaban las restauraciones de algunos senderos de la isla de Gran Canaria. Entonces se dio cuenta de que tenía que haber alguna forma de que las personas con discapacidad también pudieran hacer senderismo. Eso lo llevó a presentar el proyecto “Senderos sin barreras”, que fue financiado por AIDER y en el que han colaborado el Cabildo de Gran Canaria o el Ayuntamiento de San Bartolomé.

Gracias a las sillas Jöellete y a Senderos Sin Barreras, muchas personas han podido llegar a lugares que antes se presentaban como espacios totalmente inaccesibles y han podido participar en diferentes pruebas deportivas como, por ejemplo, en la Transgrancanaria. El año pasado lograron subir al Teide, en Tenerife, una actividad conjunta con Itinerario Ágeda e In Córpore Sano de El Hierro.

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En estos 8 años al frente del  proyecto de Senderos sin Barreras, he experimentado muchas sensaciones, en su gran mayoría positivas. He compartido y disfrutado en compañía de personas maravillosa experiencias de superación donde el equipo se ha transformado en unidad para lograr las metas propuestas”, explica Lucas.

El objetivo principal de la asociación es que las personas que tienen movilidad reducida puedan desarrollar actividades al aire libre en condiciones de igualdad.

Silla Joëlette

La Joëlette es una silla diseñada para el desplazamiento de personas con discapacidad física. Dispone de dos un sillón que reposa sobre una rueda (tipo motocicleta) y de 4 barras (dos delanteros y dos traseros). Tiene patas para estabilizar la silla en los períodos de descanso. Son precisos dos o tres personas que actúan de pilotos. Es aconsejable que los asistentes tengan formación específica de la silla antes de su uso.

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“Todas las personas pueden usar la Jöellet, pero no todas pueden hacer el mismo tipo de ruta. Por eso proponemos rutas de diferentes niveles para adaptarnos a las necesidades de cada persona. Noes lo mismo el tiempo que tardas en hacer una travesía larga que un recorrido corto”, señala Lucas.

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